Extracto de "Cortinas de Humo", páginas 13-18

Copyright © 2004 por Jack T. Chick LLC. Reproducido con permiso.

Capítulo 2

LA MANO DE ROMA

Este es un libro difícil de escribir. Muchos pensarán que nada es cierto. Sin embargo, creo que podemos probar nuestra posición, tanto histórica como bíblicamente. Ponga mucha atención en los documentos que citaremos. Verá cómo Satanás actúa y nos rodea con la intención de destruir el cristianismo bíblico.

Creo que una de las razones por las que los protestantes de hoy son sumamente débiles es porque se ha encubierto la historia. Los libros se re-escribieron. Sólo bastan dos generaciones para que un hecho se olvide, en especial si no se habla de ello una y otra vez. Es lo que sucedió con el Holocausto que se llevó a cabo en la Segunda Guerra Mundial. Gracias a Dios, los judíos están presionando para que las cadenas de televisión muestren constantemente películas sobre el Holocausto, para que la gente recuerde lo que sucedió. Sin embargo, algunas cosas se encubrieron astutamente y quedaron en el olvido. La mayoría de los cristianos no saben nada acerca del legado que han recibido, y del alto precio que pagaron los que vivieron antes que nosotros y se opusieron firmemente al sistema católico romano.

Muchos jóvenes no tienen idea alguna de lo que es una inquisición. Esta surge cuando una fuerza religiosa actúa con tal poder, falsedad y crueldad que destruye todo lo que se pone en su camino. Satanás ha insensibilizado nuestros oídos y pensamientos respecto a los crímenes del pasado, y los norteamericanos no podemos creer que algo así pueda suceder en nuestro país. ¿Sería posible?

Los cristianos de hoy son como pequeñas hojas de césped que crecen a la luz del sol, y una gran cortadora viene directamente hacia ella ¡y está cantando himnos! Es la Institución Católica Romana. Estas palabras son duras, pero tiene que recordar que los católicos romanos creen de todo corazón que su iglesia es la iglesia de Jesucristo. Creen que el papa es el vicario o representante de Jesucristo en la tierra. Dentro de la estructura católica romana hay una enseñanza llamada poder temporal. Esto quiere decir que el papa debe controlar a todas las personas sobre la faz de esta tierra, sus propiedades y su religión. Los jesuitas promueven este poder temporal, el cual significa un dictador a nivel mundial. Creen que es el único camino que se debe seguir, y los que se oponen, son enemigos del evangelio.

Aquí hay algo interesante. Trudeau, el ex ministro de Canadá que siempre estuvo rodeado de jesuitas, estaba preparando un “campamento de reclusión para civiles”. Este es un nombre elegante para los campos de concentración. Puede verificarlo en un artículo publicado el 4 de marzo de 1982, en el periódico Toronto Sun (Sol de Toronto). Eso está sólo al norte de los Estados Unidos. Como dije anteriormente, se han encubierto muchos hechos históricos. Veamos el pasado y examinemos la historia sangrienta del Vaticano. De esa manera usted tendrá los hechos históricos para decidir si el Vaticano es o no es la gran ramera. Retrocedamos ahora a través de la historia y veamos lo que sucedió en Francia, en la masacre de San Bartolomé, y lo que más tarde sucedió en Irlanda. Luego recordaremos lo que sucedió en Yugoslavia durante la Segunda Guerra Mundial.

El 24 de agosto de 1572 comenzó la sangrienta matanza de San Bartolomé. Este debía ser un golpe fatal para destruir el movimiento protestante francés. El rey de Francia había arreglado astutamente el matrimonio de su hermana con Enrique de Navarra, líder del ejército protestante. Hubo un gran banquete y mucha celebración. Después de cuatro días de festejo, los soldados recibieron una señal. A cierta hora, antes del alba, atacaron las casas de todos los protestantes. El almirante Coligny, el principal líder protestante, fue asesinado; luego, lanzaron su cuerpo a la calle por una ventana, le cortaron la cabeza y se la enviaron al papa. También le cortaron los brazos y genitales, y durante tres días arr astraron su cuerpo por las calles, hasta que finalmente lo llevaron fuera de la ciudad y lo colgaron de los talones.

También mataron a muchos otros protestantes conocidos. En los primeros tres días asesinaron a más de 10 mil protestantes. Sus cuerpos los tiraban al río y la sangre corría por las calles hacia el río, hasta que éste parecía una corriente de sangre. Su ira infernal era tal, que mataban aun a sus seguidores si sospechaban que la creencia de ellos en el papa no era muy firme. De París, la destrucción se extendió a todo el país. Más de ocho mil personas fueron asesinadas entonces. Muy pocos protestantes escaparon de la furia de sus perseguidores.

En 1641, una masacre similar ocurrió en Irlanda. Para ello, los conspiradores escogieron el 23 de octubre, la fiesta de Ignacio de Loyola, fundador de la orden jesuita. El plan consistía en un levantamiento general en todo el país. Todos los protestantes serían asesinados a la vez. A fin de que estuvieran desprevenidos mientras preparaban los planes, realizaron actos extraordinarios de bondad hacia los protestantes. Esa mañana, muy temprano, los conspiradores salieron armados y mataron a todos los protestantes que encontraban. No tuvieron misericordia. Mataron a todos, desde niños hasta ancianos. Ni siquiera los inválidos se libraron. Fueron tomados por sorpresa. Por muchos años habían vivido en un ambiente de paz y seguridad, pero en esa ocasión no encontraron ningún lugar a donde huir. Fueron masacrados por sus vecinos, amigos y aun por sus familiares.

En muchos casos, lo que menos temían era la muerte. A las mujeres las ataban a postes, las desnudaban hasta la cintura, luego les cortaban los senos con tijeras y las dejaban sangrando hasta morir. A las que estaban embarazadas, las ataban a las ramas de los árboles, y mientras sus esposos eran forzados a mirar, sacaban a los bebés para dárselos a los perros como alimento.

Lo que acaba de leer está documentado y son hechos históricos reales. Se encuentra en Book of Martyrs (Libro de los mártires) de Foxe. Deseo que se dé cuenta de que estos dos asaltos criminales del Vaticano contra los cristianos de Francia e Irlanda, siguieron un plan similar. Antes de cada ataque, hubo un tiempo de reconciliación, cuando los católicos romanos actuaban amigables y cariñosos, y en ambos casos los cristianos sintieron un alivio tal que se confiaron, bajaron la guardia y dieron por sentado que el Vaticano había cambiado. Este fue su error fatal y les costó la vida. Mi oración es que usted no olvide lo que acaba de leer.